Material
de lectura:
¿Quiénes
eran los hermanos Grimm? ¿Qué les parece si los conocemos?
Jacob
Ludwig Carl Grimm
y
Wilhelm Carl Grimm
eran
dos hermanos
de
nacionalidad alemana célebres por sus cuentos para
niños.
Pasaron a la historia
como
fundadores de la filología alemana. Jacob (1785-1863) y Wilhelm
Grimm
(1786
- 1859) recogían historias de los lugareños, además de estudiar la
lengua y su uso.
Autores
de una recopilación de cuentos populares titulada Cuentos
Infantiles y del hogar,
sin embargo, en
la actualidad este resumen de las listas de obras han sido reeditadas
y llevan títulos como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm o
Cuentos de los hermanos Grimm.
PARA
HOY : RAPUNZEL
EN
EL CUADERNO RESPONDÉ LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
¿POR
QUÉ LA BRUJA ENCERRÓ A "RAPUNZEL" EN LA TORRE?
…….….……….………………….…..…………..……..…..…....…....…......…....…………………...……...…….……...….….….….….….…...…...…...….....…….............................................................
MENCIONÁ
LOS ENGAÑOS DEL CUENTO.
…………………..…..…..…..….….….……….…………………………………...…………………………………………….……………….….…..………………….
DIBUJÁ
LA ESCENA DEL CUENTO QUE MÁS TE GUSTÓ.
AQUÍ LES DEJO EL CUENTO:
Rapunzel
Autor:
Hermanos Grimm
Había
una vez un matrimonio que vivía junto a la casa de la Maga Violenta.
La mujer
estaba
esperando un niño. Ella y su marido estaban muy contentos al pensar
en el hijo
que
iban a tener. La mujer solía asomarse a la ventana y mirar hacia el
jardín de la maga
Violenta.
Y un día, vio un hermoso plantel de rapónchigos y se le antojó
comer una
ensalada.
Le dijo a su marido: "En el jardín de nuestra vecina hay unos
rapónchigos
hermosísimos.
Si no puedo cenar una ensalada hecha con esas plantas me moriré."
"¡Pero
no puedo entrar en el jardín de la Maga Violenta! ¡Se pondría
furiosa contra
mí!".
"¡Tú verás lo que haces! ¡Yo me moriré si no puedo comer
una ensalada de
rapónchigos!".
El
pobre marido se quedó preocupadísimo. Y como quería mucho a su
mujer y estaba
muy
ilusionado con la llegada del hijo que esperaban, se arriesgó a
entrar en el jardín de
la
Maga. Cuando ya casi había terminado de recoger rapónchigos,
apareció la Maga
Violenta:
"¡Robando mis hortalizas! ¡Esto te va a costar caro! ¿No
sabes que puedo
castigarte
de una manera terrible?". "Oh, señora Maga, tenga usted
piedad!". Y el buen
hombre
le contó que su mujer esperaba un hijo y que había tenido el antojo
de cenar
rapónchigos
en ensalada.
La
Maga escuchó atentamente lo que el hombre le decía y luego
contestó: "Bien, bien,
vecino.
Conque vais a tener un hijo, ¿eh? Te voy a proponer un trato: yo
dejaré que
cojas
de mi huerta tantos rapónchigos como tu mujer quiera comer y tú me
darás a tu
hijo
en cuanto nazca." El pobre hombre estaba tan asustado que aceptó
el trato. Su
mujer
comió ensalada de rapónchigos todos los días.
Y
sucedió que la mujer tuvo una preciosa niña. El mismo día de su
nacimiento se
presentó
la Maga Violenta. Tomó a la criatura, la envolvió en su mantón y
se la llevó a
su
casa. Y le puso por nombre Rapunzel, que quiere decir rapónchigo. La
cuidó durante
muchos
años y le dio una esmerada educación. Cuando Rapunzel cumplió doce
años se
había
convertido en una bellísima jovencita. Para que nadie pudiera
alejarla de su lado,
la
Maga Violenta se la llevó a un bosque espesísimo. Construyó allí
una torre muy alta
que
no tenía puerta ni escalera; solamente tenía tenía una ventanita
en la parte más alta.
Y
allí encerró a la muchacha.
Cada
día la maga Violenta venía a visitar a Rapunzel. Llegaba hasta el
pie de la torre y
gritaba:
"¡Rapunzel! ¡Rapunzel! ¡Échame tus trenzas!". Rapunzel
tenía un pelo
espléndido
y larguísimo. Echaba sus trenzas por la ventana y la Maga Violenta
trepaba
por
ellas hasta entrar dentro de la torre.
Un
día, el hijo del Rey, que iba de cacería y se había extraviado,
vio la extraña torre. Se
quedó
mirandola un rato y tuvo ocasión de ver cómo la Maga subía hasta
lo alto por las
trenzas
de oro de Rapunzel. Le llenó de curiosidad lo que había visto y
todavía creció su
interés
cuando oyó una dulce canción que sonaba allá en lo alto de la
torre. El Príncipe
consiguió
reunirse con sus compañeros, pero ya no pudo olvidar la extraña
torre y la
hermosa
voz que cantaba dentro de ella. Volvió otro día al pie de la torre
y buscó una
entrada
pero no la halló y entonces se decidió a gritar la llamada que
había oído a la
Maga.
Dijo: "¡Rapunzel! ¡Rapunzel! ¡Échame tus trenzas!". Al
momento las trenzas
colgaron
desde la ventana hasta el alcance de sus manos. El Príncipe trepó
por ellas. Al
principio,
Rapunzel se quedó muy asustada cuando vio al Príncipe ante ella;
pero el hijo
del
Rey supo hablarle con palabras tan amables que consiguió
tranquilizarla.
El
Príncipe y Rapunzel se hicieron muy amigos. El venía a verla todos
los días, cuando
sabía
que la Maga Violenta no estaba con ella. Entre los dos planearon una
estratagema
para
que Rapunzel pudiera escapar de su encierro y marchar a palacio para
casarse con
el
Príncipe. "Tráeme cada día que vengas a verme una madeja de
hebras de seda -pidió
Rapunzel-.
Yo tejeré con ellas una escala y así un día podré descender de la
torre y
montar
en tu caballo para irme contigo." Y Rapunzel comenzó a tejer la
escala. La
Maga
Violenta no sabía nada de este trabajo porque no podía sospechar ni
remotamente
lo
que estaba ocurriendo.
Pero
un día, cuando la Maga acababa de subir a la torre, Rapunzel
comentó: "El
Príncipe
sube muchísimo más deprisa que vos." "¡Ah, pícara! ¿Qué
es esto que oigo?
¡Así
que has estado engañándome todo este tiempo! ¿eh? Yo creía que te
tenía bien
guardada
y tú estabas recibiendo al Príncipe. Bien todavía es tiempo de
cortar por lo
sano."
Tomó unas tijeras y cortó las hermosas trenzas de Rapunzel. Luego
la agarró de
la
mano y, por arte de encantamiento, la hizo volar con ella por los
aires y la dejó
abandonada
en lo más espeso del bosque. La Maga Violenta volvió a la torre y
aguardó.
No
pasó mucho tiempo antes de que se oyera la voz del Príncipe que
decía: "¡Rapunzel!
¡Rapunzel!
¡Échame tus trenzas!". La Maga echó las trenzas por la
ventanita y el joven
trepó
por ellas. Cuando llegó arriba, en vez de la hermosa cara de
Rapunzel, vio la fea
cara
de la Maga. "Has venido a ver a tu novia, ¿verdad? ¡Pues no la
encontrarás nunca!
¡Fuera
de aquí!". La Maga empujó al Príncipe, que cayó desde lo
alto de la torre sobre
unos
matorrales de acacias espinosas. No se mató, pero las espinas le
arañaron los ojos
y
se quedó ciego. Comenzó a vagar por el bosque a tientas,
sintiéndose el más
desgraciado
de los mortales.
Y
un día, en que ya estaba a punto de morir de hambre y de tristeza,
oyó una dulce voz
que
cantaba. La reconoció en seguida y fue siguiendo la dirección que
le indicaba el
sonido
de la triste canción. Cuando estuvo bastante cerca gritó:
"¡Rapunzel! ¡Rapunzel!
¡Ven
en mi ayuda!". Y la muchacha salió a su encuentro. Al verle en
aquella mísera
condición,
Rapunzel lloró apenada. Sus lágrimas cayeron sobre los ojos del
Príncipe
que,
al instante, quedaron sanos. Rapunzel y el Príncipe se casaron y
fueron muy felices.
De
la Maga Violenta no se volvió a saber nada, aunque algunos aseguran
que sigue
criando
hermosísimos rapónchigos en su huerta.
FIN